lunes, 11 de septiembre de 2017

¿Y LOS PAPÁS?


    Hace unos días, un amigo que repetía en paternidad, nos hacía llegar un emotivo y tierno texto, para darnos la gran noticia del nacimiento de su segundo bebé.

    No sé, si ese día mis energías estaban un poco torcidas o removidas, lo que si sé, es que me tocó el alma, e hizo que reviviese el momento del parto de mis dos hijos, al mismo tiempo que se nublaba mi vista debido al sentimiento que afloraba en mí de añoranza, alegría y ternura; todo sin olvidar que estaba leyendo su historia, su forma en la que él estaba viviendo esa experiencia y por consecuencia lo que estaba sintiendo.

    Con su permiso, y su aprobación os paso a citar la nota que nos hizo llegar:

"La verdad es que cuesta recopilar las imágenes que se sucedieron ayer y ordenarlas en el tiempo. 

Desde la última vez que el matrón, exploró a M. y fue a prepararlo todo para paritorio todo sucedió muy deprisa. 

Fue en esta última exploración cuando el matrón le dijo a M. que tenía el cuello del útero muy favorable. Así que nos dio un tiempo para recoger nuestras cosas para ya irnos para paritorio.

Es entonces cuando M. decidió entrar en el cuarto de baño porque tenía ganas de orinar y allí empezaron las contracciones más fuertes. Yo le veía la cara a M. y me asustaba. Una cara de dolor y sufrimiento que jamás había visto en ella.

En treinta segundos recojo y vuelvo al baño junto a M., le pregunto que si se siente algo debajo. Miro entre sus piernas y veo sangre en sus manos

Fue entonces cuando aviso al compañero de habitación que estaba fuera esperando de que diera la voz de alarma porque veía que la situación no era normal. ¡Y qué se puede tardar en abrir la puerta y volverla a cerrar? Pues fue justo el tiempo en el que M. hizo su máximo esfuerzo. Ni tan siquiera se pudo contener. Me asomo de nuevo por la taza del váter y veo la cabeza de la niña totalmente fuera sujeta por su madre para que no cayera. Ella sola había conseguido lo más difícil para asombro de todos. 

En esos momentos donde los segundos parecen minutos, aviso al matrón. Se produjeron unas carreras que pusieron a toda la planta en revolución  con tanta parturienta por allí resplandor. Y al volver fue cuando ya asistieron a M.

Ellos ya nos fueron relajando y diciéndonos que todo iba a salir bien, que no era lo que dicta el protocolo pero que A. ya estaba entre nosotros.

Yo ya me tranquilicé y fue el momento en el que decidí retratar el instante en el que se ve a M. en el cuarto de baño con A. entre sus manos. Fue la foto tan discutida del lobo que viene y que nadie creyó. 

En la misma cama de la habitación cortaron el cordón y dejaron a A. en los brazos de su madre. Al terminar con la camilla por los pasillos, camino del paritorio para terminarla de atender a partir de ahí ya todo fue un cúmulo de sensaciones.

Yo tratando de relajar a M. que se encontraba muy dolorida ya que le temblaban las piernas del tremendo esfuerzo en solitario que realizó sin epidural ni nada. Le pincharon para ponerle anestesia local para proceder a suturar el pequeño desgarro que se le había producido. Fue cuando M. rompió a llorar en una mezcla de dolor, sufrimiento y alegría. Nos dimos un beso y nos fundimos en un abrazo de ver que todo había salido bien y que A. se quedaba entre nosotros. 

Fueron momentos duros e intensos pero llenos de felicidad y amor en los que nos sentimos arropados a través de vuestras palabras de ánimo y preocupación si las cuales todo hubiera sido más difícil (dirigido en su momento a la familia)"

    Cuando acabé de leer, me pregunté ¿y ellos? ¿cómo responde su cuerpo cuando nos quedamos embarazadas? ¿algún cambio sentirán no? ¿y el día del parto, cómo lo viven? A nivel hormonal claro, porque a nivel sentimental, ya hemos visto cómo llegan a reaccionar.

    Y recordé, que un de los Talleres del Curso de Asesora de Porteo, "Amar a través de la Piel", Raquel Martín, habló de los cambios que se producían en algunos hombres cuando nos quedábamos embarazadas y cuando dábamos a luz.

    Si, si, cuando nos quedamos embarazadas, los hombres, ya comienzan a imaginar cómo será el bebé, imaginan su carita, e incluso todo lo que van a hacer con ellos. Los papás, ya se vinculan con el bebé antes de su nacimiento, pensando en el tipo de la relación que van a tener ambos.

    Y al igual que nosotras, sufren los temidos cambios hormonales, que al contrario que a nosotras, a ellos los vuelven más amables y sociales (a los papás que nos leéis, no es que no lo seáis, pero tenéis un caparazoncito que a veces os impide exteriorizar ese sentimiento para haceros "los duros").

    Y la explicación a estos cambios en el hombre, vienen dadas por la modificación de los niveles de distintas hormonas, como: la disminución de los niveles de TETOSTERONA (la hormona sexual masculina), el aumento de la PROLACTINA (la hormona secretora de la leche), la disminución del CORTISOL (la hormona que se segrega como respuesta al estrés), y el aumento de la VASOPRESINA (hormona reguladora de los fluidos, glucosa y las sales en sangre).

    Como veis, mamá, papá y bebé, están mucho más conectados desde que conocemos la noticia de que vamos a ser padres, de lo que pensábamos.

    Ellos no los acogen en su vientre, por razones biológicas, pero sí que su cuerpo reacciona a nivel hormonal como el nuestro, al mismo tiempo que se preparan para el día del parto y su posterior crianza extragestacional.

    Y esas conexiones, entre padres e hijos, ese apego que se va creando, son las que hacen que el bebé, se convierta en el futuro, en un ser sociable e integrado, seguro y con una alta autoestima.

    Enhorabuena familia por la nueva incorporación a la familia, y gracias por compartir esa maravillosa experiencia.


¡¡¡FELIZ CRIANZA!!!